martes, 28 de enero de 2014

Mi secreto

Arrojo piedritas a su ventana por las noches. Es mi secreto y no me siento muy orgulloso de el. Me acerco sigilosamente calculando el sonido de mi próximo paso con mucho cuidado. Escojo la mejor ubicación, justo a un lado de un árbol. Después con la mirada busco una piedrita, debe ser perfecta, redonda y ligera, no quiero más problemas. La muevo un poco entre mis manos y cuando me siento satisfecho, dirijo mi mirada a la ventana. Su ventana. Se que esta ahí, durmiendo lo más probable, como cualquier persona normal. Excepto yo.

Arrojo la primer piedrita, el sonido es molesto hasta para mi. ¿Como es que puede seguir durmiendo?. Tomo otra piedrita y la arrojo de nuevo, se me fue la mano esta vez, fue demasiado ruido... Pero nada sucede. Es suficiente, me quiero detener, pero la siguiente piedrita llega a mi mano antes de que me de cuenta. Y la arrojo de nuevo. Cielo santo, una luz se prendió. Aquí es donde agradezco las precauciones que tome al buscar una buena ubicación, por que tan pronto como se enciende la luz, yo ya estoy detrás del árbol. Puedo ver la luz reflejada en el suelo a un lado de mi y una sombra en ella. Necesito relajarme, acabo de darme cuenta de lo fuerte que estoy respirando. No se como llegue aquí esta noche. No se que es lo que busco, no se de que estoy huyendo o que persigo. Simplemente me canse de pensar. Me canse de buscar un punto de vista racional. Lo único que tiene sentido para mi en este momento es la nueva piedrita que se encuentra en mi mano y el abrumador impulso de arrojarla a la ventana. Y lo hago. Tan pronto como se cierra la ventana y se apaga la luz, lanzo esa piedrita. No me preguntes por que, yo me he hecho esa pregunta desde que llegue aquí.

¿Será que un día se acostumbre a escuchar el sonido de las piedritas en su ventana?. Quizá llegue el momento en el que se vuelva tan normal que no habrá razón para despertarse. Como el sonido de su propia respiración. ¿Podría suceder eso?... ¿Debo detenerme?... Parece que solo hay una manera de averiguarlo. Tomo la piedrita en mis manos pensativo y la arrojo a la ventana.


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