miércoles, 13 de febrero de 2013

Una historia común

El y ella se amaban con mucho amor. Olvídate de el y ella, concentrémonos en el último. Tantas historias de amor, pero nadie habla de el en realidad. El pequeño fue concebido en un momento fugaz, como un as penetrante entre miradas. Su desarrollo comenzó con lentos pasos, una llamada, una tímida carta, ligeros destellos de aprecio furtivo. Creció lo suficiente para aprender a disfrutar los momentos, lo suficiente para acurrucarse cómodamente en ese cariño como terciopelo rosa que nunca dejó de encantarle. A pesar de los notables cambios, su inocencia permanecía intacta, pequeño y risueño, como un niño persiguiendo a la luna. Demasiado frágil para hacerle llorar. Criado en lindos cumplidos y tiernas mentirillas, el y ella lo llevaban de la mano. Aprovechaban cada pausa en la conversación, cada instante de silencio, para consentirlo. Un débil beso, quizá algo más. Besos largos, donde las palabras estorban y los ojos sobran, donde la única imagen que deseaban ver, era la del pequeño niño que estaban educando, verlo crecer. Las cosas cambiaron como todo siempre lo hace. El niño cada vez extrañaba más esos momentos, cada vez los apreciaba con mayor intensidad, esos nuevos besos eran la tortura más dulce que podía experimentar. Eran un accidente de autos, algo agrio y doloroso que terminaba con un discreto pero frio sonido como una burbuja al explotar. Estos nuevos besos eran crueles y cortos. El pequeño era demasiado inocente para sospechar, demasiado ingenuo. Un plan atroz se llevaba acabo a sus espaldas. El y ella ya no eran igual, frecuentarse era cuestión de tradición, una costumbre de la que quieres deshacerte pero no te incomoda lo suficiente. O era algo más. El niño comenzó a volverse una obligación más que un privilegio. Las consecuencias no tardaron en llegar, la debilidad comenzó a consumir su ahora delgado cuerpo y su miedo no le permitía llegar a la razón. Las situaciones sacudieron su salud hasta llevarlo a una cama demasiado rápido para entender lo que sucedía. Nadie le explicaba nada, había perdido toda su importancia, era un accesorio pasado de moda. Tal era la gravedad que su delicada y apenas perceptible vida, se sostenía de tubos, maquinas, y sacos de algún liquido transparente que entraba por sus venas latiendo en dolorosas punzadas.  ¿Quién lo había llevado a esto? ¿Que? El no lo entendía y nunca lo entendió. La verdad era que quienes lo habían concebido se habían cansado de mirarse las caras, ¿por que se seguían viendo? La razón era el, el obstáculo para tomar un nuevo rumbo. Así es, el obstáculo, ahora así es como le llamaban, el motivo que los mantenía incómodamente unidos. "Acabemos con esto, desconéctalo" sugerían. No hubo gran meditación en la decisión, ya era muy fácil. Por fin lo entendió, el niño en su inconciencia logró percibir el frio que se poso sobre el. "Aun puedo volver" decía a sus adentros "Por favor, un leve brillo me lo permitirá". Eso no sucedió. La desconexión fue casi mecánica, sus miradas apenas reflejaban humanidad mientras veían como el niño se iba. "Es lo mejor para los dos" y en eso tenían razón, de alguna egoísta y cruel manera, la tenían. Una manera pragmática de ver la vida, cualquiera diría. "Racional". A las 8:52 pm del 13 de febrero del 2013 fue declarado muerto el pequeño retoño. "Mañana será el día rojo, estaré bien" se consolaban ambos a si mismos, daban la vuelta y se alejaban por el pasillo. Un hipócrita funeral y una modesta tumba fueron la despedida del niño por el que nadie quiso dar un solo centavo. En el ultimo segundo lo entendió todo, y lo extinguieron, lo escondieron de las miradas del mundo como acelerando la caída del sol con sus propias manos. Dos conciencias fueron a dormir tranquilas. Dos almas huyeron. Por que es lo que sucede con los asesinos, sus almas se deslizan por sus retinas como una mariposa encerrada en una cámara de gas que ha encontrado una grieta en el muro. Ambos recorrieron el día rojo con miradas perdidas sin ningún objetivo, sorprendidos de esa nueva sensación. Eran hierro que crujía, contraído y oxidado, pero sobre todo, helado. Se volvieron a encontrar al final de día con indiferencia y curiosidad en sus miradas, "algo hiciste", "fuiste tú", "me robaste el corazón, eso es". No era una confesión romántica, no, eso se acabo, era algo mas desesperado, una desesperanza temblorosa que les torcía la conciencia. Olvidaron el pequeño intercambio que hicieron al concebir al pequeño. Ese intercambio eterno del cual ignoraban la magnitud de su trascendencia. Ambos perdieron su corazón en una apuesta. Esas confesiones de amor eterno les cobraron la cuenta muy caro. No odian, no aman, no lloran, no ríen. Cada quien dio lo que no debía prometer. Ahora caminarían por la vida sin la esperanza de volver a amar de nuevo, cargando con la culpa de un asesinato, un egoísta e indiferente asesinato. Han perdido su humanidad, ahora serán entes apenas conscientes de su propia existencia.

                                                                     FIN

lunes, 11 de febrero de 2013

Introducción ¿Quien soy?

Ayer tenía tantas ideas para escribir, pero parece que en menos de 20 horas, las olvidé... Pero si lo único que sé es cierto y realmente todos somos botellas flotando hambrientas de atención, entonces eso seré. Sin orden ni objetivos, esta entrada la dedicaré a lo que todos negamos: nadie tiene un plan y nadie sabe quien es. ¿Quién soy? No lo se. A veces amanezco siendo Napoleón, otros días un aire a Hitler inunda mi espejo. ¿Quién soy en realidad? Soy lo mismo que tu y soy exactamente lo contrario a ti. Somos las emociones y alaridos que nos arrebata la vida, soy tan común, soy tan especial, soy un reflejo de la película de mi vida. Ustedes son mi escenografía y yo, yo también soy la suya. Para mi, tu existencia es apenas comprobable. Son apenas coloridos trazos en el aire, unos manchan y otros adornan, pero ambos son necesarios, sino, ¿Quién sería yo mañana?. Quizá a eso quería llegar, que todos y todo moldea lo que somos, que somos espejos parlantes. O quizá no, quizá comencé con una idea y se desvaneció entre muchas otras para convertirse en algo totalmente distinto. Como tu y yo. ¿Quién seré mañana? Eso lo decidirá lo que nos inunde hoy. Ojala mi próxima entrada sea más estructurada. Ojala así lo quiera, debería serlo, ¿no es así? ¿Por que no? Hagámoslo, finjamos ser civilizados.